Este mismo martes el Consejo de Ministros ha anunciado un anteproyecto de ley para implementar un Impuesto a las Transacciones Financieras, conocido popularmente como Tasa Tobin.
Esta idea se desenterró en 2012, por parte del Gobierno del Partido Popular (que no se diga que solo critico al Gobierno actual), en uno de los momentos más duros de la crisis financiera donde se recaudaba poco y se gastaba mucho vía rescates bancarios. Ya se dejaba entrever que no se parecía mucho a la hipótesis lanzada por James Tobin.
James Tobin
El economista, galardonado con el Premio Nobel de Economía en 1981, lanzó un estudio teórico en 1972 por una situación puntual: se dio por finalizado a nivel global el «Patrón Oro». La especulación sobre las divisas creció mucho al carecer de un respaldo físico y provocó mucha volatilidad, para aplacarla se lanzó este estudio. Esta idea consistía en aplicar un gravamen del 0,50% sobre las operaciones de compra-venta de divisa destinando su recaudación a donaciones para países en vías de desarrollo.
El propio autor rechazaba la efectividad de la ida (leer entrevista en Der Spiegel de día 3 de septiembre de 2001) principalmente por la globalización del mercado: el de divisas está descentralizado, solo con que haya una mesa de contratación donde no se aplique, todos los brokers operarán a través de ella y no se recaudaría ni un céntimo.
En España
El impuesto que se pretende aprobar en España es sustancialmente diferente:
- Se grava el 0,20% de las compras de acciones de empresas emitidas en España con capitalización bursátil superior a 1.000 millones de euros. A día de hoy hay 65, aunque a la mínima que Aedas Homes y Liberbank suban saltarán a este penalizado grupo.
- La recaudación, que el Gobierno espera que sea de 850 millones de euros, irá destinada a financiar la Seguridad Social.
- No se aplicará por operaciones de deuda, ni pública ni privada.
- No tributarán los derivados.
Es fácil ver las grandes diferencias con la Tasa Tobin: no se destina a beneficencia, no se lucha contra la especulación (los derivados están al margen), se trata de las acciones emitidas en un país concreto…
El primer problema es de pura recaudación: es un impuesto que penaliza las compras de acciones. Éste es un mercado muy competitivo en cuanto a precios, con brokers que cobran tarifas ridículas por operación, por lo tanto es un mercado elástico y penalizará la contratación. Se pueden dar dos circunstancias: (i) que los inversores opten por invertir en otras compañías y (ii) que las compañías opten por cotizar fuera. En cualquier caso, el sistema se estropea.
No es un hablar: en Francia se implementó este impuesto con un resultado nefasto:
En el gráfico se ve qué ha pasado desde el 10 de agosto de 2012, inicio de vigencia del impuesto en el país galo (hasta 29 de febrero): el volumen del CAC 40 es un 57,75% de lo que era, mientras que el del Ibex es un 81,57%. Sí, la estacionalidad puede ser importante, pero es fácilmente observable como en muy pocos momentos el volumen del CAC superó el que tenía antes de la implementación de la tasa. Sí… en el gráfico he puesto «Tasa Tobin»… ha sido sin querer…
Habrá quien diga que no es comparable, que el volumen tiene mucha relación con la evolución de la cotización. Es cierto, pero todavía desprecia más la efectividad de la tasa: el Ibex en este periodo pasó de 6.715,20 a 9.637,9 dando una rentabilidad del 39,50%; la del CAC ha sido del 76,02%.
Daños colaterales
El principal problema es recaudatorio, es más que posible que no se consiga todo lo que se espera, qué pasaría? Si el Gobierno presupuesta un ingreso que no tiene, lo tendrá que financiar por otra vía: o más impuestos o deuda. Es verdad que las previsiones son pequeñas y el daño sería limitado.
Pero, hay daños colaterales: una menor negociación en la bolsa española no solo es menor recaudación por Tasa Tobin (me rindo), también supone unos menores ingresos por corretajes y menor infraestructura (puestos de trabajo y contratos de servicios y productos) en Bolsa de Madrid- Barcelona- Bilbao y Valencia, al menos vía acciones. Viendo el gráfico anterior, ya se ve como la tendencia, en cuanto a volumen, es bajista, menor a la francesa, pero bajista; sin duda, el mercado español necesita un espaldarazo para crecer, sin embargo se le ponen más trabas.
Si es verdad que es un impuesto para ricos no pasa nada… cualquier ahorrador debería tener fondos de inversión y/o planes de pensiones (de calidad, pero éste es otro tema), y más ahora que los bancos incitan a ello ya que les quema la liquidez. Los fondos de inversión y los planes de pensiones que compren en bolsa española también tendrán estos cargos, y les repercute a pequeños ahorradores.
Lo peor es el tema de los derivados: los grandes inversores podrán invertir por esta vía si quieren; con asesoramiento y control de riesgos puede ser una buena herramienta. Para los pequeños puede ser la pérdida del 100% o más de sus ahorros (os aseguro que lo he visto varias veces), especialmente si no se controla la publicidad.
Por último una idea que lanzo al aire: qué país que se precie penaliza que inversores nacionales e internacionales inviertan en sus empresas? Esto es la Tasa Tobin, sí, llámale así, al fin y al cabo es igual de ineficaz.